Me he estrenado con una entrevista en vivo. Y aunque estoy muy contento con el resultado, debo decir que los años están haciendo estragos en mi cara.
(Este señuelo no falla).
A partir de ahora, cada vez que vaya a una charla, entrevista, o lo que sea que implique que se me vea el semblante, voy a llevar esas ampollas que te estiran la piel.
Antes no llevaba ampollas sino litronas.
El alcohol siempre ha sido una muleta para la mayoría de nosotros (adictos ¡y no adictos!):
Salimos del trabajo estresados = caña.
Terminamos los exámenes = caña.
Recibimos una noticia que nos cuesta asimilar = caña.
Celebramos un ascenso / aniversario / cumpleaños / funeral / oposición = caña.
El alcohol nos ayuda a digerir la vida. Y los que no bebemos buscamos otras maneras. Yo, por ejemplo, metabolizo mi malestar viendo series de detectives. No soy capaz de parar hasta que averiguo quién es el asesino. Ver series me ayuda a dejar de sentir, justo como a ti el alcohol:
Me alivia cuando salgo del trabajo estresado.
Me alivia cuando termino un examen o entrego un trabajo.
Me alivia cuando recibo una noticia que me cuesta asimilar.
Pero no puedo celebrar un ascenso / aniversario / cumpleaños / funeral / oposición viendo una serie. Demasiado huraño.
Cuando quiero celebrar algo, me junto con mi gente, esa que no necesita beber para pegarse una fiesta. Y me lo paso cañón. Ser consciente de lo que vives y sientes cuando compartes tiempo con personas importantes fue un descubrimiento impresionante.
¿Te has parado a pensar cuánto tiempo hace que no sales con tus colegas completamente sobrio?
Jorge Matías, autor de Vinagre, hizo el mismo descubrimiento que yo. De esto y de mucho más hablamos en la entrevista que pude hacerle en Pamplona cuando vino a presentar su libro en la librería Ménades.
Si te quedas con ganas de saber más sobre Jorge, puedes comprar su libro aquí.
Mientras tanto, ve preparándote porque empieza nueva temporada en el podcast. La semana que viene hablaré con un chaval muy joven que se define como ludópata rehabilitado.
Un abrazo enorme,
Oihan
PD1: Lo que hace de Vinagre un libro único es que está escrito desde la perspectiva de un obrero del metal. Y no desde la del clásico pijo (como yo) que se rehabilita en un centro de desintoxicación privado y puede permitirse dejar de trabajar durante unos meses
PD2: Y si cuando lees “obrero del metal” y ves la imagen de Jorge anticipas un tono rudo y radical, la sensibilidad de su estilo literario hará que te explote la cabeza.
¿Te ha servido? Comparte con alguien que tenga problemas de alcohol o conviva con una persona que los tenga