Hay un detalle de Begoña que no sabías la semana pasada y que lo cambia todo.
Veamos esta carta:
Querido hijo:
Apenas podemos imaginar lo duro que debe de ser pisar el freno para examinar tus pensamientos y sentimientos. Sabemos que hacerlo requiere mucha valentía de tu parte y nos sentimos muy orgullosos de ti. Tu buena disposición para seguir esta terapia nos deja muy claro que te has dado cuenta de que algunos temas necesitan atención y que te comprometes a solucionarlos.
Siempre te ha gustado mantenerte activo, no veías el momento de salir a la calle a correr, montar en bici, batear, dar patadas al balón, patinar y participar en competiciones. Pero nos da la sensación de que has perdido esas ilusiones en tu vida. ¿Estamos en lo cierto? Como padres, vemos una clara conexión entre abusar de las drogas y desconectarse de casi todo lo demás. Somos conscientes de los daños que las drogas pueden traer consigo y nos da miedo que estés poniendo tu vida en peligro. ¿Qué tomabas, cuánto y con qué frecuencia?
Tu padre y yo nos dimos cuenta de que perdías peso, de que ya no hacías ejercicio, de que el dinero no te llegaba hasta final de mes, de que durante nueve meses dejaste sin completar aquel programa de recuperación de la asignatura de Cálculo y de que te has alejado de nosotros. A mí (papá) me gustaría analizar por qué no hablamos más a menudo. Da la impresión de que pasas el rato chateando con el móvil para así evitar cualquier interacción con nosotros. Me gustaría que hablásemos más de los temas importantes de la vida, no solo de las trivialidades cotidianas. ¿Qué piensas sobre esto?
Nos preguntamos si crees que, de forma involuntaria, tendemos a enfocarnos en los defectos más que en los logros. Sospechamos que quizá sientes que nos limitamos a señalarte cómo podrías mejorar, mientras que no te reconocemos lo suficiente tus logros y victorias. ¿Es así como lo ves tú?
Recibiremos de buen grado tus comentarios sobre cómo has vivido nuestro apoyo positivo, así como aquellos en torno al modo en que quizá estamos favoreciendo conductas negativas. Asumimos que necesitamos escucharte mejor y que debemos cuidar el modo en que reaccionamos para evitar que percibas nuestras palabras como algo tajante, negativo o controlador.
Confiamos en que esta experiencia nos ayude a todos a aclararnos las ideas y que tú encuentres un camino saludable y centrado hacia la edad adulta. Creemos que este autodescubrimiento te ayudará a decidir cuál es el próximo paso correcto para ti.
Te quieren,
Mamá y papá.
Esto es lo que le escriben unos padres a un hijo que acaba de entrar en desintoxicación. ¿Qué opinas?
A continuación te voy a dar la respuesta. Primero dale al play y después clica en el enlace de abajo.
Clica en este enlace si has escuchado antes el audio (no hagas trampas)
Vale, Oihan, pero ¿por qué dices que nos equivocamos con la situación de Begoña la semana pasada?
Porque Begoña está en el mismo punto que están estos padres. Es decir, Begoña no ha trabajado su codependencia, actúa desde un lugar que no será eficaz para la recuperación de ninguno de sus hijos.
Asumir que no puedes ayudar a tus hijos cuando llevas la vida dedicada a ello, es difícil de creer. Por eso hay que confiar y ponerse en manos de gente que sabe.
Cuando haya pasado un año, Begoña será capaz de ayudar a cualquiera de sus hijos sin perderse a sí misma.
Ahora Begoña no es Begoña, es una mezcla de rabia, culpa, miedo y tristeza. ¿Cómo podrá acompañar a alguien desde ahí?
Un abrazo,
Oihan
PD: Si estás viviendo lo mismo que Begoña, este libro te enseña el proceso por el que tienes que pasar.
Yo he respondido que la carta es preciosa pero inútil. Por desgracia. El hijo tiene que pasar su propio proceso. Lo sé bien. Qué útiles, en cambio, son todas estas reflexiones qu nos planteas. Mil gracias.
Qué interesante escucharte. Me encanta este nuevo formato donde nos haces reflexionar y luego nos das la solución. En seguida he reconocido esa carta. Creo que antes de leer ese libro hubiera pensado que era una buena carta. Ahora, al releerla, he pensado que seguramente al hijo ni le inminutó o incluso le pudo irritar pensando que ya estaban sus padres dándole la chapa o tratándolo con condescendencia. Gracias por ayudarnos a ver las cosas con más claridad. Me ha gustado la metáfora del niño cruzando la carretera en busca de la pelota.