¿Sabes cuál es? Digo la de verdad.
Acabo de leer a un psiquiatra con mucha reputación decir una cosa que me ha volado la cabeza y que creo que te puede servir.
Este tipo ha dicho que las etiquetas diagnósticas como “TOC”, “TDAH”, “trastorno bipolar”, “esquizofrenia” —y yo añado—: “adicción”, pueden desaparecer simplemente porque un grupo suficientemente grande se manifieste en contra.
¿Cómo te quedas?
Pues mira:
En 1970, la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) celebró su convención anual en San Francisco. Durante esos días, activistas gays protestaron a lo bestia contra la clasificación de la homosexualidad como trastorno mental en el DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales).
Se dedicaron a interrumpir conferencias y usaron estrategias teatrales para poner en evidencia lo absurdo de considerar la homosexualidad un trastorno mental.
Tres años después, ser gay dejó de considerarse una enfermedad.1
El psiquiatra que pone en duda las etiquetas diagnósticas es Fernando Lolas y él dice que “la salud mental es la capacidad de disponer de uno mismo para llegar a la plenitud de sus capacidades”.2
Me encanta esta forma de entenderlo porque nos saca de las cajitas del “TOC”, “TDAH”, “trastorno bipolar”, “esquizofrenia” o “adicción” y nos devuelve nuestra propia soberanía.
¿Por qué digo que te puede servir?
Porque aunque la etiqueta pueda darte una explicación capaz de aliviar tu incertidumbre frente a algunas de tus conductas, no deberías limitarte a ella. No eres tu adicción, igual que no eres tu TDAH.
¿Acaso no es la salud mental simplemente salud? La psiquiatría lleva décadas buscando los fundamentos neurobiológicos de los trastornos, y sin embargo, ni la industria, ni el estado, ni las interminables sesiones en terapia han sido capaces de hacer a la gente más feliz, porque, como dice Lolas, “la gente identifica salud con felicidad total, y eso no existe”.
Sé que muchas personas estarán en contra de esta postura. Que los diagnósticos les han ayudado a no sentir tanto miedo. Si yo hubiera leído este email hace 15 años habría contestado iracundo perdido.
Me daba pánico soltar la etiqueta, pensaba que sin ella volvería a perder el control de mi vida.
Pero no tiene nada que ver, uno puede ser consciente de sus limitaciones o de aquello que necesita para llegar a la plenitud de sus capacidades, sin renunciar a su propia autonomía. Incluso aunque eso signifique confiar y dejarse guiar durante un tiempo.
Puedes responsabilizarte y dejarte ayudar o puedes abandonar la responsabilidad en otros y esconderte bajo tu etiqueta particular.
Si eres de los segundos, te dejo en paz (yo también necesité mi tiempo).
Si eres de los primeros, HAZTE CON EL LIBRO CEREBRO SANO.
Un abrazo,
Oihan
La OMS eliminó la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales en 1990.
Marín, P. (2025, febrero 8). Fernando Lolas, psiquiatra: “La gente identifica salud con felicidad total, y eso no existe”. El País. https://elpais.com/chile/2025-02-08/fernando-lolas-psiquiatra-la-gente-identifica-salud-con-felicidad-total-y-eso-no-existe.html
Gran y sabia reflexión. Soy del primer grupo y ya tengo el libro (ahora a sacar tiempo para leerlo 😉). Eskerrik asko por tanto, siempre!
Me ha gustado mucho tu reflexión. En estos casos siempre pienso en ese dicho que dice: «Tú estás bien porque a lo tuyo no le hemos puesto nombre».
Lo cierto es que hace tiempo que busco respuestas a cuestiones que arrastro desde pequeño, y sé que encaja más o menos en todas estas siglas y denominaciones. ¿Me importa mucho? Bueno, pues para ponerle nombre. Sé que son aproximaciones, que un nombre no cura, pero te permite saber a qué atenerte y obrar en consecuencia. Y estoy de acuerdo en la definición de Lolas: «la salud mental es la capacidad de disponer de uno mismo para llegar a la plenitud de sus capacidades».
Pues esto es lo que no he tenido en mi vida.
Gracias por estar ahí, y por tu sensibilidad.